martes, 10 de julio de 2012

   Frente a frente, cara a cara, era hora de poner las cartas sobre la mesa. Era momento de jugarse a todo o nada y apostar en grande por un premio que no tenía valor material. Las palabras sonaban en esa habitación, decorada de un estilo antiguo, y una sonrisa se dibujaba en el rostro de esas dos personas. Era el comienzo de una historia que difícilmente mostraba un final.
   Ella que juró no apostar, se encontraba ahí, más temerosa que nunca, y sabía, ella sabía que él tenía algo diferente del resto; que era la excepción. Era completamente consciente de que se encontraba delante del bello príncipe de todos los cuentos de amor que alguna vez oyó.
   El silencio se hizo dueño de todo, y las miradas fueron las encargadas de hablar por ellos. Él tomó la cara de su chica entre sus manos, y se acercó lenta y cuidadosamente, haciendo de ese momento, un momento único y perfecto. La miró, la tomó, la besó, y luego despertó. Se dio cuenta de que nada había sucedido en realidad, todo fue un sueño.

jueves, 5 de julio de 2012

Confesiones

   Como en una de esas películas para adolescentes, el típico film en el que hay un amor imposible. Esa escena me recordó mucho a una comedia romántica, pero era parte de mi día a día; era parte de mi realidad. Logró hacerme sentir una puber, me sentí pequeña una vez mas e indefensa ante su poder. Ahora que lo recuerdo, esbozo una sonrisa automáticamente, no hay pensamiento, solo instinto, solo deseo. 
   Después de esperar en ese viejo café, mis amigas y yo decidimos recoger nuestras cosas para volver a la rutina. No tenia sentido, quizás ya se había ido. Lo peor era sentir esa decepción al levantar la mirada para ver si era él, y descubrir que todos eran extraños. Caminé por ese pasillo, me miré al espejo, y seguí riendo, hablando de cualquier cosa. Sucedió lo que menos esperaba, me lo crucé y de un momento al otro todo lo que estaba diciendo se perdió en el aire, no fue el frió lo que me congelo esta vez, fue él, mi depredador personal. Me robó el aliento, el corazón, y lo único que hice fue mirarlo fijamente por un segundo, que en mi memoria duró una eternidad.
   He de confesar que imaginé mil historias en las que somos los protagonistas, mil besos que aún no fueron dados, mil abrazos que se los lleva la noche, y un amanecer junto a él; pero ninguno de esos cuentos tiene final, simplemente porque me quedo dormida antes de terminarlos. Debo admitir que apareció en mis sueños más de una vez; que su mirada me derrite; que cuando lo veo mi interior actúa de una manera completamente diferente a la normal; y que he tratado de leer su mente para ver si siente algo por mi. El último de mis secretos por revelar es que esta cercanía tan lejana me mata de a poco, pero estoy dispuesta a esperar.