Volves disfrazado de amor, volves con una sonrisa dibujada en el rostro y la cola entre las patas, como un perro arrepentido. Al final lo que todos decían era cierto, ibas a volver y lo hiciste. Que predecible, ahora las cosas cambiaron un poco y yo también.
Aquella vez cuando estaba por subir nuevamente al famoso auto rojo, con el que siempre me pasabas a buscar, me di cuenta de que ya no sentía absolutamente nada. Y cuando me besaste, ya no sentía ese calor abrazador que recorría mi cuerpo entero. Nuevamente somos dos extraños que se encuentran en el camino de la vida, solo que esta vez conocemos todo lo que nos gustaba y lo que no, lo cual puede sernos probechoso para enfrentar el camino que esta frente a nosotros.