lunes, 18 de junio de 2012

Paz interna

Habia terminado mi turno y corri al vestuario para arreglarme tan rapido como podia. No estaba segura de lo que estaba haciendo, ni tampoco de las consecuencias que eso podia llegar a tener para los demas. Pero la verdad tantas palabras tiernas me habian hecho perder la cordura y me hacian vivir en una especie de mundo imaginario donde era feliz, y obviamente no queria que terminara. La noche era cruel y congelaba cualquier cosa a su paso. Se saco su abrigo y me lo puso amablemente, me abrazo y caminamos tranquilamente bajo un cielo sin estrellas. Entre palabras y temas de conversacion, escuche atentamente a uno de sus relatos en particular, y logre comprender todo. Finalmente descubri la razon de su mirada perdida y sin vida, entendi que su vida no habia sido facil, y que para mi que todo me fue regalado me nacia de adentro el deseo de abrazarlo y curar todas y cada una de sus penas. Necesitaba borrar todas sus noches y lagrimas de dolor, para plantar en su lugar una bonita sonrisa. Ya en la calidez de su casa comenzamos a escuchar musica, y todo el agotamiento de un dia agitado cayo sobre mi. Me acoste y el se quedo ahi quieto, sin saber que hacer o decir, mirandome curiosa y fijamente como si fuera alguna especie de otro planeta. Esa mirada me causaba mucha ternura, era como la un niño que acaba de descubrir algo nuevo y no lo puede creer. Sus caricias me transportaban a mi mundo, ese en el que podia experimentar la paz en su forma mas pura, pero cuando beso mis labios descubri que ese mundo no era imaginario, y que la paz tenia nombre y apellido